En el 2011, yo estaba saliendo de trabajar en una cooperativa y me había dado cuenta de que la educación financiera —sobre todo en torno a préstamos e inversiones— era muy limitada en República Dominicana. En ese momento, los "gurús" de las finanzas eran como tres: César Perelló, Joaquín Disla y Alejandro Fernández. Había mucha gente que necesitaba información financiera y muy pocos hablaban del tema.
Instagram estaba empezando a popularizarse, y yo, como cualquier millennial con ganas de ayudar, empecé a hablar de finanzas por ahí. Es importante recordar que en ese momento Instagram ni siquiera tenía videos, solo fotos y texto.
Fast forward a 2018: mi nombre en redes había evolucionado de Félix Rosa Coach a The Money Coach. Ya tenía siete años en la industria educando financieramente, dando talleres y asesorías. De hecho, ya me había cansado de la asesoría personal y me estaba enfocando en asesoría para negocios.
Ahí fue cuando empezaron a llegar empresas donde mí. Yo, que venía de la banca, sabía lo importante que era ver los estados financieros de un negocio para entender lo que estaba pasando. Así que a todos los clientes les decía: "Claro que sí, te puedo ayudar… pero necesito que me traigas los números de tu negocio. Idealmente traeme un estado de resultados del último año, cortado mes por mes."
Puedo decir que llegué a ver más de 200 clientes en 5 años y de los 200, si no recuerdo mal, solo 3 pudieron traerme sus estados financieros. Con los otros 197 tuve que sumergirme en sus cuentas bancarias, hacerles preguntas sobre ventas, reconstruir cifras con lo que recordaban de meses anteriores, estimar márgenes a como diera lugar, todo para poder dar una asesoría mínimamente adecuada y responder las preguntas que ellos tenían.
Fue entonces cuando comencé a hablar públicamente de algo que ya venía notando: el enfoque de la contabilidad en República Dominicana se limitaba casi exclusivamente al cumplimiento fiscal. No se llevaba una contabilidad completa, y eso hacía que para mí fuera extremadamente difícil asesorar… y para ellos, extremadamente difícil tomar decisiones. Porque si no tienes los números claros, no puedes ver tu negocio. Mucho menos dirigirlo.
Como es normal, me gané algo de hate de parte de contadores. Muchos decían lo que todos hemos escuchado: “Los clientes solo quieren pagar poco”, “No vale la pena ofrecer un servicio más completo”, “Ellos no lo valoran”. Y te voy a ser honesto: por un tiempo me creí ese cuento.
Hasta que en medio de la pandemia conocí a un contador canadiense que había pasado por lo mismo. Él quería ofrecer servicios como CFO fraccionado a distintas empresas y se dio cuenta de que, para asegurar la calidad de su trabajo, necesitaba estar seguro de que el bookkeeping estuviera bien hecho, con rigurosidad y bajo principios contables aceptados. Y decidió: “¿Por qué no hacer la contabilidad yo mismo?” Y yo pensé: “Oye, eso mismo me pasó a mí en 2018”.
Ahí fue cuando volví a coquetear con la idea de brindar servicios de contabilidad. De hecho, ya lo había pensado en 2016, pero en ese momento no la perseguí. No la vi tan necesaria.
Pero fast forward otra vez, ahora al 2022. Lancé un plan piloto de contabilidad porque entendía que era lo que hacía falta. Y los clientes, inmediatamente, empezaron a pedirme más. Me decían: “¿Por qué no haces ambas cosas? Contabilidad completa y también impuestos” y yo les decía que porque entendía que solo necesitaban la parte de contabilidad, porque ya tenían la otra parte resuelta. Al año de hacer esto, me llevé una sorpresa y conocí lo que era el churn.
Churn: En el ámbito empresarial, "churn" (o tasa de abandono) se refiere a la pérdida de clientes o usuarios en un determinado período de tiempo. Es una métrica crucial para evaluar la retención de clientes y el éxito a largo plazo de un negocio, especialmente en modelos basados en suscripciones.
El churn se empezó a mostrar de manera agresiva a los 12 meses del plan piloto. En promedio, les brindaba contabilidad a mis clientes durante todo un año, sin enfocarme en la parte de impuestos. Pero cuando sentían que ya estaban “organizados”, me daban las gracias y se quedaban solo con el servicio de impuestos, porque en realidad tenían dos contadores y se iban a quedar con el más necesario. Fue entonces cuando entendí que tenía que integrar ambas cosas.
Me reuní con varias contadoras para sumarlas al equipo, y ahí noté algo muy claro entre la mayoría de contadoras que entrevisté. no querían repetir el mismo modelo que conocían en firmas medianas y grandes. Jornadas eternas, mucha presión, poca tecnología, y un trabajo que no estaba enfocado en productividad. Ese sistema ya no funcionaba para ellas, y tampoco para mí.
Después de haber tenido la idea de montar una firma de contabilidad tres veces, y tras un plan piloto de un año ofreciendo solo contabilidad, supe que había llegado el momento. Así como en 2011 sentí el llamado de aportar mi granito de arena para democratizar la educación financiera en finanzas personales, ahora me tocaba hacerlo para hablar de una contabilidad completa. No solo de una contabilidad basada en impuestos.
Ya con dos años corriendo la empresa, (principios 2024) sabía que se acercaba el momento de la facturación electrónica para medianos (Mayo 2025) y pequeños negocios (Mayo 2026) y se me ocurrió la brillante idea de desarrollar un software ya que me imaginaba que muchas empresas iban a pasar trabajo (y lo están pasando) buscando un software que les resuelva no solo la facturación electrónica, sino que también pueda crecer con ellas.
Ahí fue cuando reconecté con la gente de ADM Cloud, a quienes había conocido en 2019. Les pedí una marca blanca del software y con mucha elegancia, me dijeron que no ofrecían eso, pero que les halagaba el piropo. Tres meses después me llamaron de nuevo y me propusieron algo mejor: “Si tú estás buscando software y tienes una firma de contabilidad, y nosotros tenemos software y queremos incursionar en servicios contables, ¿por qué no unimos esfuerzos?”
Duramos seis meses negociando un joint venture. Y luego de ese proceso, lo que antes se llamaba Coala Cloud Accounting pasó a ser Account One, una de las primeras firmas de contabilidad en República Dominicana basada 100% en tecnología.
Nuestro propósito: redefinir el rol del contador. Un rol de futuro, no de cumplimiento fiscal.
Hoy estamos buscando contadores seniors que quieran ayudarnos a hacer esa visión realidad. Creemos que, sobre todo con la entrada de la facturación electrónica, la contabilidad fiscal se va a reducir bastante. Y lo que viene es la contabilidad completa. La que genera inteligencia de negocios. La que ayuda a las empresas a tomar decisiones.
Creemos en trabajar un viernes sí, un viernes no. En que cada contador tenga un día personal al mes sin dar explicaciones, para su vida, su salud mental o lo que necesite. En no trabajar después de las 6:00 p.m., ni tampoco los fines de semana.
Creemos que con tecnología se puede construir un ambiente sano, productivo, de excelencia, y sobre todo… de números claros y a tiempo. Para que los dueños y dueñas de negocios puedan tomar decisiones con confianza.
Somos Account One. Una firma moderna, basada en tecnología. Y venimos a redefinir lo que significa llevar contabilidad en República Dominicana.
Si quieres trabajar con nosotros déjanos tu CV aquí.
https://hiring.admcloud.net/?ID=516d3a00-2f5f-4ebd-8802-e91881828f36